Los veteranos que vivieron la Guerra de Corea, en la década del 50, no dejaron de sentir temor por una guerra nuclear.
El portorriqueño Francisco Segarra Pedraza peleó en esa guerra y dijo que 'eso daba miedo. A uno le temblaban las rodillas. El que diga que no le dio miedo no dice la verdad'.
'Ahora sería un escenario parecido, pero más peligroso porque en vez de estar en cerros disparando sería una guerra completa por tierra, por aire y por mar, puede haber misiles: el fin del mundo', dijo.
Segarra Pedraza aseguró que el grupo de jóvenes que salió con él de Puerto Rico durante la Cuaresma de 1951 fue llevado a la guerra bajo engaño.
'Lloramos como niños cuando nos enteramos. Yo había comprado hasta ropa nueva, blanca, bonita. Algunos muchachos hasta compraron uniforme de gala y todo eso se perdió. Llegamos a Corea y allí muchos murieron', recordó.
Federico Simmons, otro portorriqueño, al ser entrevistado en su casa dijo que si tuviera 50 años menos volvería a luchar. Carga con orgullo una medalla Corazón Púrpura. Sus heridas emocionales le dolieron cuando trató de describir los momentos más duros que vivió en Corea.
'No puedo, no puedo. Son muchos', dijo antes de pausar.
'Cuando estaba en el hospital de campaña tras haber sido herido en el lado izquierdo de la cara, el doctor me dijo: '¿De dónde eres?'. 'De Puerto Rico', respondí, 'de Naguabo'. '¿De Naguabo? ¡Mira, ahora mismo acaba de morir un muchacho de Fajardo!'. Y yo le digo: '¿Y cómo se llamaba?'. 'Héctor Navarro'', narró.
Simmons conocía a Navarro, pero no sabía siquiera que estaba en Corea.
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