
PREFERENCIA CON UN CANDIDATO Y SUS RAZONES
Mi voto por Ollanta Humala es porque los empresarios—no todos—se han llenado los bolsillos como nunca visto en la historia Republicana del Perú, sin extender este beneficio a los más pobres. No es malo que los empresarios ganen dinero, eso está bien, para eso hacen inversiones y arriesgan sus capitales. Lo malo es que esas ganancias no chorree para el capital más valioso de la nación: el capital humano.
Revisando el precio de la onza del oro por estos días, vemos que su explotación total cuesta 300 dólares y su precio en el mercado internacional oscila en promedio 1.500 dólares, y cada día está en alza. Los expertos señalan que el precio del metal amarillo en los próximos años será de 4.000 a 5.000 dólares la onza, mientras tanto las comunidades campesinas, distritos, provincias y regiones reciben migajas, igual sucede con la plata, el cobre, el zinc y otros metales.
¿Qué dice Ollanta Humala de todo esto? que las mineras paguen más tributos e impuestos a las sobre ganancias para incrementar más los porcentajes del canon, sobrecanon, los cuales va a incrementar los presupuestos participativos de los gobiernos locales y regionales, y finalmente a los pobres. No es posible que las regalías solo estén pagando la mitad de las empresas mineras, las regalías es como el pago de arriendo que uno hace por el alquiler de una vivienda por su uso, y los empresarios con miles artimañas con complicidad del gobierno de García, y antes con Fujimori y Toledo y su Ministro Kuczynski solo le pasaron el sombrero para un pago voluntario a quienes explotan y venden nuestros recursos naturales las 24 horas del día.
¡Gana Perú les dicen que esa farra se acabo! ahora todos debemos ganar con la explotación de nuestros recursos naturales no renovables. Todos esos impuestos se pagan sin ningún problema en todo el mundo, menos en el Perú, y por eso dicen disparates los políticos de la derecha; que los empresarios no van invertir, van a escasear el empleo, todo eso es falso. El sistema va a continuar, pero de otra manera: sin mafias ni corrupción, sin lobbies para vender nuestros recursos estratégicos por debajo de la mesa, y sin artificios de políticos vende patrias que han gobernado los últimos años la nación.
El programa de gobierno del candidato de Gana Perú no es el cuco político electoral, solo busca darle desayuno y almuerzos para los escolares que salen de su casa a su escuela tomando agua con pan, que mejore la salud parta todos los peruanos, otorgar un sueldo digno para los trabajadores y seguridad a las personas de la tercera edad. Ollanta Humala quiere bajar el precio del gas para ayudar a las amas de casa, que las empresas mineras paguen un impuestos a las sobre ganancias como lo hacen los empresarios privados y la CODELCO empresa estatal cuprífera de los chilenos.
Una década trabaje como consultor en Chile con el gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia , alianza constituido por el Partido de la Democracia Cristiana , el Partido Socialista, Partido por la Democracia y el Partido Radical Social Demócrata que derrotaron en cuatro elecciones a los partidos de la derecha de la Unión Demócrata Independiente y Renovación Nacional. Trabaje en el periodo del Presidente Eduardo Frei, Ricardo lagos y poco tiempo con Michelle Bachelet, nadie podrá dudar que estos presidentes: dos socialistas y uno demócrata cristiano fue un salto al vacío para los chilenos. Al contrario, con estos Gobiernos de la Concertación mejoro sustancialmente el nivel de vida de los chilenos en relación a los años de la dictadura de Augusto Pinochet.
Muchas de las propuestas del Plan de Gobierno de Ollanta Humala se desarrollan con normalidad actualmente en Chile, y nadie puede decir que el Presidente Sebastián Piñera es de izquierda, al contrario, es un empresario exitoso de la derecha chilena perteneciente al gremio de la Sociedad de Fomento Fabril-SOFOFA, similar a CONFIEP que tenemos en el Perú.
Solamente la justicia social perfecciona y hace viable cualquier modelo económico en el país, cualquier signo de injusticia y pobreza demuestra que el sistema está herido en su propio espíritu. No es posible que con tanta bonanza económica en el Perú, exista una pobreza social y humana, que nos muestran con frialdad las estadísticas de Organismos Internacionales como la CEPAL , la UNESCO , la FAO y el propio informe de estos días del Banco Mundial. No podemos cerrar los ojos ante este panorama desolador y triste para cerca de la mitad de compatriotas nuestros.
Desde hace dos décadas el crecimiento económico es positivo, y para este año se prevé un crecimiento del PBI del 7%. Las exportaciones mineras, espinazo de la economía, aumentan sus ganancias a raudales por los precios de los metales. La balanza comercial muestra superávit a nuestro favor. Ha crecido la recaudación fiscal y el crecimiento de la demanda de crédito, alentada por la construcción, es sostenido. Las reservas superan los 32.000 millones de dólares; la inflación se mantiene cercana los 2%, y las inversiones aumentan cada día en el país. De esta realidad macroeconómica nos debemos sentir felices y contentos, pero al mismo tiempo nos duele el corazón, ver al otro lado de la balanza la desigualdad, el desempleo, bajos salarios y sueldo mínimo vital de 600 nuevos soles.
En el Perú todavía se mueren miles de niños de hambre; la desnutrición crónica afecta al 25% de la población; en cuatro regiones la desnutrición crónica es de 35%; tres millones de personas viven en extrema pobreza y la mitad de los peruanos viven en condiciones difíciles. Sólo el 25% de la Población Económicamente Activa (PEA) tiene empleo estable, un millón de niños en edad escolar trabajan. Esta es la paradoja de una misma moneda de bonanza económica y la miseria de la mitad de los habitantes del Perú.
El escritor peruano José María Arguedas decía que la agresión y la exclusión social fomenta rabia e indiferencia del pueblo con sus gobernantes, porque la bonanza económica no "chorrea" o no satisface las expectativas generadas, al contrario, se produce un "chorreo hacia arriba", como en cualquier sistema neoliberal, y porque los ya mencionados síntomas de corrupción y prepotencia del gobierno de Alan García y los candidatos que apoya desde palacio son de igual comportamiento, y cuando gobernaron hicieron poca o nada para parar la corrupción que fue denunciada por periodistas y algunos pocos congresistas, porque los demás también están en las andanzas de millonarias pillerías y saqueos a los recursos del Estado.
La pregunta que nos hacemos finalmente ¿Podrá la bonanza económica, con su mínimo chorreo hacia abajo, evitar una confrontación con los postergados que se sienten con derecho a exigir un pedazo más grande de la creciente torta económica? Desde mi punto de vista como veo las cosas, no creo que la señora Fujimori pueda controlar esta pirámide que beneficia a pocos y excluye a muchos compatriotas de su bienestar. La única alternativa que les queda a los pobres es votar sin miedo por Ollanta Humala, igual mi voto es por el candidato de Gana Perú.
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